lunes, 5 de enero de 2015

NO ES EMPLEO TODO LO QUE SE LUCE



El año 2014 ha supuesto un cambio de tendencia en los indicadores estadísticos sobre empleo, desempleo y afiliación a la Seguridad Social. Se ha pasado de una tendencia de destrucción muy intensa de empleo a otra en la que los indicadores son positivos.

Estamos ante una buena noticia, pero que tiene muchos matices y aristas.No es empleo todo lo que se luce, a pesar de los esfuerzos del Gobierno y sus voceros por presentar unos datos en muchas ocasiones de manera parcial y sesgada. Sobre todo cuando se esconde el análisis cualitativo de estos datos, especialmente en relación a la precariedad del empleo que se está creando y a la evolución a la baja de la cobertura de las personas desempleadas. Dos indicadores en los que la tendencia continúa siendo negativa y en algunos aspectos ha empeorado significativamente.

Con los datos del Servicio Público de Empleo (antiguo INEM) del mes de diciembre aparecen 253.627 desempleados registrados menos que en diciembre del 2013. Deberemos esperar a ver los datos desestacionalizados, aunque de momento sabemos que la reducción de 64.405 personas desempleadas menos entre noviembre y diciembre, se convierten cuando se calcula en términos desestacionalizados, en solo 5.404 desempleados menos.

Que el SEPE tenga registrados 253.627 desempleados menos no significa necesariamente que el empleo este creciendo en los mismos términos, porque una parte de esta caída del desempleo obedece a una reducción de la población activa. Deberemos esperar al 22 de enero cuando el INE publique la EPA del 4º trimestre del 2014, pero si atendemos a la del 3er trimestre la población activa se había reducido en 241.700 personas en un año. Las razones son diversas, demográficas – menos personas que llegan a los 16 años- de exilio laboral o de desmotivación en la búsqueda de empleo.

El Gobierno Rajoy refuerza su imagen positiva sobre el empleo con los datos de la Seguridad Social de diciembre 2014. Y es cierto que son positivos. En el 2014 es el primer año desde el 2007 en que los afiliados medios han crecido en relación al año anterior y en una proporción significativa. Concretamente, se ha producido un incremento de 417.574 en la afiliación media en relación al 2013. Teniendo en cuenta que la caída acumulada del 2008 al 2013 de la afiliación media ha sido de 3.015.136 menos, que el 2014 cierre con números positivos es una buena noticia, “ma non tropo”

Porque 417.574 afiliados medios no significa un aumento de empleo de esa dimensión. Conviene no olvidar que estamos hablando de afiliados ocupados. Y que una de las características de la “recuperación” del empleo se está produciendo con empleo a tiempo parcial. Es una de las consecuencias de la Reforma Laboral de PP y CIU a la que sus defensores le ven la virtud de que con menos crecimiento económico se genera más empleo, escondiendo que una parte de este crecimiento no es neto, sino que se trata de reparto insolidario el empleo existente.
Tendremos oportunidad de comprobar que volumen neto de empleo se ha creado durante el 2014, cuando el 26 de febrero se publiquen los datos de Contabilidad Nacional y con ellos las estadísticas de empleo equivalente a tiempo completo. De momento, los datos del 3 trimestre del 2014 nos dicen que había 221.000 ocupados equivalentes a tiempo completo más que en el 3er trimestre del 2013. Con el dato desglosado que la práctica totalidad de este aumento corresponde a los servicios, porque la construcción continúa estancada y la industria tiene un crecimiento insignificante.

Estos datos de empleo equivalente a tiempo completo tienen su correspondencia a la tipología de los contratos que se han celebrado durante el 2014. Del total de 16.727.084 contratos suscritos en los doce meses, solo un 8% (1.350.331) son indefinidos. Y de estos, el 44% lo eran a tiempo parcial y solo un 56% son indefinidos a tiempo completo.

Este modelo de “recuperación económica” tiene sus consecuencias. Y está en el origen del crecimiento de los trabajadores pobres, personas que teniendo un empleo, sus ingresos están por debajo del umbral de la pobreza.

Pero sobre todo afectan de manera muy negativa a la situación de los desempleados. La combinación de la contratación precaria con la reducción de derechos y prestaciones de desempleo acordada por el Decreto Ley 20/2012 – el de las reformas estructurales a cambio del rescate bancario-  está siendo letal para la cobertura de las personas desempleadas.

Así, en noviembre del 2014, últimos datos disponibles, solo 2.462.329 personas desempleadas, del total de 4.447.711 paradas reciben alguna prestación. O sea que el 45% de los parados registrados no perciben prestación alguna. Y eso significa que mientras hay 253.627 parados registrados menos que hace un año, también hay 338.033 parados registrados menos que cobran alguna prestación, y 538.749 menos que hace dos años.

Pero no solo ha caído el porcentaje de cobertura de las prestaciones de desempleo, también ha caído la calidad de esta cobertura. En la medida que el desempleo se hace estructural para muchos colectivos de trabajadores, especialmente mayores de 50 años, el volumen de prestaciones de desempleo contributivas también cae en picado. Más del 60% de personas que cobran prestación solo perciben el subsidio asistencial en algunas de sus modalidades. 

Menos personas desempleadas con prestación, menos parados con prestación contributiva y también menos cuantía de la prestación. El gasto medio por beneficiario en noviembre del 2014 es de 802,51 euros al mes, un 6,795 menos que hace un año, cuando el gasto medio era de 860,99 euros o en enero del 2013 era de 928,38 euros al mes.

No es de extrañar que con menos parados que perciben prestación y con una caída importante del coste medio por prestación, el resultado sea un “ahorro” importante en el gasto de desempleo. Gasto en desempleo que en noviembre del 2014 ha sido de 1.928.498, un 18,13 menos que hace un año.  

Entre enero del 2013 y noviembre del 2014 el gasto mensual en desempleo ha caído en 848,6 millones de euros, lo que significa un “ahorro” de 10.187 millones de euros anuales. Todo mientras el 45% de los desempleados no perciben prestación alguna y de los que la perciben el 60% solo en su modalidad asistencial.

En estas cifras están las claves del “milagro” español que según Rajoy tanto admiran en Europa.

Una combinación perversa entre reparto insolidario del empleo y reducción de la cobertura de los parados como elemento clave de la “consolidación fiscal” y la estabilidad presupuestaria.


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