jueves, 10 de octubre de 2013

LAS FALACIAS DE LA LOMCE Y REFORMA LABORAL

En pleno debate de la LOMCE, el PP defiende la Ley Wert con la misma falacia con la que se justificó la Reforma Laboral. Se hace responsable de los problemas del modelo educativo a las leyes existentes, como antes imputaron el desempleo y la precariedad existente a la legislación laboral.

Es una falacia que se repite como estrategia en toda la política del PP. Para justificar sus contrareformas, se describen y en algún caso, como sucede con la educación, se magnifican, los problemas. Para, a continuación, hacer responsable de ello a la legislación vigente. Lo que le sirve de coartada al PP para justificar sus reformas y para acusar a quienes se oponen de inmobilistas o de querer defender el pasado.

Es cierto que en España existen problemas educativos importantes, especialmente el abandono escolar temprano, sin los niveles educativos adecuados. Pero se hace díficil imputar de ello a la legislación. Con la misma ley, estos índices es de "fracaso escolar" son muy distintos entre CCAA. Y en esa diferencia intervienen factores diversos, entre ellos los niveles de estabilidad de la población, niveles de inmigración. Con la misma ley, en los últimos años la caída de indice de "fracaso escolar" es especatacular. Y esta mejora no es el resultado de cambios de políticas, sino de entorno económico. El modelo de burbuja especulativa incentivó salarios "altos" sin formación, sobre todo si se comparan con trabajadores formados y bajos salarios. Y ello provocó un masivo abandono prematuro de jóvenes, que buscaban retornos económicos rápidos e intensivos. Por eso, desde que ha comenzado la crisis y han desaparecido esos incentivos perversos del modelo productivo especulativo, la tasa de abandono prematuro ha caído en picado. Y ello, sin cambios de leyes, ni cambios de políticas.

La princial causa del desempleo masivo y la precariedad extensiva es la misma que explica el abandono escolar prematuro. Un modelo productivo perverso, que no valora la formación, que ofrece, cuando funciona, importantes incentivos a todos los agentes. Sin duda hay otros factores, como la gran mobilidad de la población. España ha protagonizado en un breve período de tiempo grandes esfuerzos educativos. Universalización educativa de unas generaciones, hijas de padres y madres sin estudio alguno. Ha encajado el impacto de la reconversión industrial de los años 80 del siglo pasado. Y ha asumido el esfuerzo de integración que supone la inmigración más intensa que ha vivido un país, fuera de situaciones de guerra o catástrofes humanitarias. Estos factores, como los grandes cambios vividos en las estructuras familiares también inciden en los niveles educativos y en los resultados.

Es curioso que dos de los grandes factores que todo el mundo reconoce inciden en los problemas educativos, no sean tratados por la LOMCE. La LOMCE ignora la formación inicial y continuada del profesorado, que es una de las claves de las dificultades para encajar los cambios. Tampoco aborda temas tan importantes, como la incidencia negativa que tienen la precariedad laboral de padres y madres en la necesaria atención a la educación de sus hijos.

Todo lo anterior no significa que el sistema educativo no tenga problemas. Los tiene e importantes. Pero para abordarlos lo menos oportuno son los cambios permanentes de las leyes educativas. Y lo que es imprescindible, es la busqueda de grandes acuerdos y consensos. Exactamente lo contrario de lo que hace el PP.

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